Versiones cruzadas en torno a un incidente que involucró al actual vocal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Emilio Castrillón. Todo se habría generado en La Paz, en torno a una discusión con el propietario de un comercio.
Según lo que se informó, minutos antes de las 2 horas de este domingo, en un kiosco ubicado en calle Sáenz Peña y Belgrano de la ciudad de La Paz. Castrillón habría ingresado insultando al propietario del comercio, a los empleados y provocando destrozos.
Incluso, se detalló que la denuncia policial la hicieron los mismos dueños del comercio. Sin embargo, el vocal del STJ dio su versión y explicó que el agredido fue él. Su mujer, Natalia Céparo, manifestó que ellos habían advertido horas antes de la música fuerte que molestaba a todos los vecinos y que en el local llegaron a reunirse cerca de 300 personas en las inmediaciones.
Según esta última versión, al ver que la situación persistía, el funcionario judicial bajó y – ante su reclamo – fue golpeado violentamente por cuatro personas. La reacción de Castrillón -según indicó su mujer- fue la que provocó que los dueños del kiosko llamaran a la Policía; pero antes lo habían golpeado violentamente al vocal.
Vale aclarar que el comercio se ubica lindante al domicilio de Castrillón y la situación obligó a solicitar la presencia policial para calmar la agresión, por el alto nerviosismo y agresividad de los involucrados.
Una vez que los efectivos policiales lograron que el vocal del STJ se retirara a su domicilio, el fiscal en turno – Facundo Barboza – dispuso que se labre el acta de procedimiento policial y se de intervención a Criminalística y al médico de la Policía. Además, los agredidos efectuaron la correspondiente denuncia policial por daños y amenazas, causa comunicada y elevada a la Unidad Fiscal de La Paz.
En la denuncia opuesta – la realizada por los responsables del comercio – Castrillón se habría presentado en el local comercial insultando al propietario y sin dar motivos tiró las góndolas, pateó las heladeras, rompió los productos exhibidos para la venta y le tiró una botella al empleado que se encontraba atendiendo. Ante ello, un muchacho retiró a Castrillón por la fuerza hacia la calle; donde recibieron insultos y amenazas “de prender fuego toda la esquina”.
Además, una joven que se encontraba en el lugar denunció que recibió golpes de parte del Vocal, y que también la esposa de Castrillón insultó a los presentes. La joven recordó que hace un año se produjo una situación similar donde Castrillón los habría amenazado con “prender fuego el kiosco”, molesto por el alto volumen de la música.
Sin embargo, la esposa de Castrillón, Natalia Céparo, contó que “al lado hay una cancha de paddle y quienes terminan de jugar se reúnen en el kiosco a tomar, sentados en la calle sin molestar a nadie”.
“Pero todos los fines de semana hay problemas con el kiosco porque son las tres o cuatro de la madrugada y sigue la música fuerte, con lo cual no se puede dormir: les llamo, les mando mensajes, les aviso que voy a llamar a la Policía”, explicó. Subrayando que este sábado “había más de 300 personas en el kiosco, era una fiesta” y cuestionó que “había pasado la Municipalidad y no hicieron nada”. Aseguró además que Castrillón no rompió ninguna botella” y pidió “que se muestren las cámaras del lugar”.
La mujer comentó que “como el lugar no tiene baño los que se juntan ahí hacen sus necesidades en la puerta de nuestro garaje, por eso Castrillón fue a decirles que bajen la música o los hacíamos clausurar”. Destacando que ahí “el empleado saltó, lo empujó haciendo caer las estanterías”.
“Ellos pueden decir lo que quieran pero acá el único que está lesionado es Castrillón porque era uno contra 300”, denunció. Insistiendo con que “no se podía estar en mi casa porque vibraban los vidrios”.
Afirmó además que “se llamó al fiscal Barboza que nunca se presentó en el lugar, y estaba la gente de Tránsito que debería haber clausurado el local, pero no lo hicieron”.
“Estamos en una fiesta pandemia y había más de 300 chicos no en una clandestina, en una de las calles más importantes de la ciudad porque es una de las salidas de La Paz”, cuestionó.
Por último, Céparo argumentó que todo “se podría haber evitado porque es un lugar que no debería vender bebidas alcohólicas a menores como lo hacen, deberían haber respetado los protocolos”.
“Nosotros como familia no salimos porque nos cuidamos por la pandemia y tenemos 300 personas en la esquina de la casa, y además molestando”, sentenció.