Luego de un año y medio de trabajo sostenido que incluyó a las clases anuales de los variados cursos destinados a diferentes edades (desde las infancias hasta la tercera edad) que se realizaban en su sede central, La Estación de la Cultura, y en sub-sedes que abarcan los cuatro puntos cardinales de la ciudad: Sum B. “6 de Febrero”, El Refugio (B. “Carretera La Cruz”), Centro Cultural Leonardo Favio (B. Nébel), Salón Comunitario B. “La Bianca”, Casa del Bicentenario (B. Sarmiento), Escuela Popular Pasos (B. “Llamarada), Centro de Jub. Stella Maris), Centro Cultural “San Antonio” (Centro); habiendo sumado a mitad de año cursos de otras disciplinas artísticas que hacen al teatro y que no necesariamente están destinadas a actores o actrices sino a hacedores de la actividad teatral, como diseñadores de vestuario, escenografía, objetos, maquillaje, sonido y música; y realizado capacitaciones mensuales para docentes, estudiantes y público en general con reconocidas figuras del ámbito teatral provincial y nacional como Carina Resnisky, Marina Castillo Blanco, Teatro del Bardo, Mina Bevacqua, Hernan Franco, Sebastián Suñé, Francisco Bertin, Sabatino Palma, a los cuales también se sumaron estudiantes de la región como Villa Elisa, Salto (Uruguay), San Salvador, Federación, etc., y habiendo ofrecido a la comunidad toda, en co-gestión con otras instituciones, funciones de manera libre y gratuita de diferentes espectáculos teatrales: “Feita”, “Una obra para mi”, “22 de Agosto”, y “Cuando el mundo entero dormía”… luego de todo eso, igualmente cerraron la Escuela Municipal de Teatro.
Lejos del argumento del ajuste y el no diálogo: el cuerpo docente y directivo de La Escuela Municipal de Teatro entendió ni bien cambió la gestión que había que sobrevivir Institucionalmente a un contexto de recorte presupuestario porque lo importante era que este proyecto pedagógico y artístico sin precedentes en la ciudad pudiera sostenerse más allá de los vaivenes de la política partidaria.
No fue suficiente resignar los cursos de escenografía, maquillaje, vestuario, música y utilería, tampoco reducir la cantidad de cursos de cada docente a la mitad, ya que en abril de este año se quitó de la “Orgánica Municipal” a la Escuela y al cargo de director, y en estos días finalmente rescindieron los servicios brindados mediante monotributo de las dos coordinaciones y la dirección.
Si el argumento es “No Hay Plata ¿por qué crean una “Escuela de Arte Integral” a mitad de año? ¿Por qué siguen nombrando cargos con sueldos siderales? Sin concurso previo, ni asesoramiento sobre su idoneidad, que obviamente no la hay, nombrando a un docente de matemática a dirigir la misma; mucho menos la ética si además es él mismo Director de recursos culturales: “Cano” Rodriguez, quién fue contratado para profundizar el ajuste en Cultura, que empezó con “Waly” García.
La Escuela Municipal de Teatro funcionaba con un presupuesto mínimo, inversamente proporcional al amor y la dedicación que cada docente y directivos volcaban en sus tareas.
Ampliamente reconocidos por el ámbito teatral local, provincial, nacional e internacional, este equipo humano que logró a través de esta Escuela no sólo dignificar el oficio sino también brindar el Arte Teatral como un derecho para la ciudadanía. Hoy pide a su pueblo de algún modo defender las Instituciones Artísticas Públicas ya que sus funcionarios las están vaciando.
Y si hablamos de Gobiernos es justo reconocer en la gestión anterior la escucha al sector cultural (cuando removieron a funcionarios que no funcionaban) y la inteligencia para empezar a hacer aquello que el sector reclamaba hacía años, como Aldo Álvarez y Gabriel Belderrain, que serán recordados por haber creado la Escuela Municipal de Teatro, así como “Waly” García y “Cano” Rodriguez serán recordados por haberla cerrado.
Además de todo lo que también han destruido en Cultura y que en otro momento invitamos a reflexionar: Escuela de Música, Escuela de Danza, Biblioteca Infantil, Ensamble de Guitarras: Vox Populi, reducción de Talleres, reducción de presupuesto ejecutado, etc, etc…
Tenemos funcionarios con altos sueldos que ajustan al sector cultural diciendo que no hay plata mientras programan eventos de beneficencia con el trabajo ad honorem de artistas que apenas llegan a la primera semana del mes.
“Pasan los gobiernos… quedan los artistas” decía Pinti. La Escuela Municipal de Teatro queda en el corazón de quienes fueron estudiantes, docentes, directivos y audiencia de todas las actividades públicas y gratuitas que se brindaron.
Como dice la canción: “Un día nos encontraremos en otro carnaval, tendremos suerte si aprendemos que no hay ningún rincón, que no hay ningún atracadero que pueda disolver en su escondite lo que fuimos. El tiempo está después.”