Funes de Rioja, presidente de la UIA, usó la metáfora del barco a punto de colisionar para graficar una crisis que es fuerte y en la cual hay pymes en situación crítica que necesitan un rescate y el Gobierno las ignora. Guerra por las importaciones que habilitan Milei-Caputo, los comunicados lavados y el polémico video de Trump que circularon para criticar a los libertarios.
La crisis de la industria está escalando a niveles pocas veces vistos, tanto como las tensiones internas entre empresarios por los posicionamientos institucionales de la Unión Industrial Argentina (UIA) ante semejante escenario. Los comunicados de la entidad que preside Daniel Funes de Rioja buscan suavizar el mensaje crítico para evitar chocar con el Gobierno de Milei, pero puertas adentro, el clima está caliente. Según supo Página I12, el martes último, en la reunión de Junta de Directiva, hubo un levantamiento de los sectores del plástico, la madera y los metales contra el nivel despiadado de importaciones que está habilitando el Gobierno y que, junto a la caída en las ventas, está jaqueando el futuro de las pymes.
En ese mitin, al que asisten las representaciones de todo el país y es el más representativo del clima nacional, Funes tomó la palabra y dejó una frase inquietante sobre el modelo Milei y la recesión fabril. Mientras mostraba enojo con la habilitación de importados, baja de aranceles, valores criterio y hasta situaciones de dumping, admitió que es necesario que, «mientras el gobierno ordena las variables, nos tire algún bote, para darnos aire». A continuación, fue directo y grafico lo que los industriales ven en el modelo Milei: «El problema -dijo- es que en el Titanic no había suficientes botes para todos».
La colisión del transatlántico británico fue una clara metáfora de lo que los industriales califican como un régimen económico y político de supervivencia del más apto, que muy probablemente deje un tendal de pymes sin poder competir con impuestos altos, caída en las ventas y, ahora, el plus de los importados. «Si se animó a vetar aumentos a universidades, con la cantidad de gente que se juntó en la calle, qué nos queda a nosotros?», se quejó otro alto dirigente.
Tal es el vacío que el Gobierno les hace a los industriales que los nexos son con segundas y terceras líneas, muy lejos de los que definen. En UIA saben que el ajuste y la política anti industria tiene tres responsables: el ministro de Economía, Luis Caputo; el de Desregulación, Federico Sturzenegger, y el propio Presidente Milei. Sturzenegger, de hecho, es el enemigo perfecto: está en disputa con los laboratorios nacionales de CILFA por los importados y ahora también con la industria del plástico, a la que acusa de cobrar una tasa a clientes que, en realidad, no existe. Uno de los que más se plantó en la reunión de junta fue, de de hecho, Antonio Paolini, el jefe de la Cámara de la Industria Plástica. También marcó la cancha Pedro Reyna, de los madereros de FAIMA.
Es que, más allá de los comunicados lavados de la UIA, la crisis de demanda e importaciones es un polvorín. Hace unas horas, la Fundación Protejer, alertó que la baja de aranceles a hilados importados del 18 al 6 por ciento «pone en riesgo la continuidad de 10 fábricas nacionales que generan alrededor de 1.000 puestos de trabajo formal y calificado». En paralelo, en la provincia de Santa Fe la crisis arrasa: el cierre reciente de la petroquímica Dow generó que el gremio de obreros petroquímicos Soepu saliera a negociar para evitar ese cierre, a riesgo de que «pueda detonar la matríz productiva de la provincia».
«Acá el problema es que nadie quiere pegar la primera piña, pero cuando entre la primera, van a entrar todas juntas», precisó otro de los presentes, criticando la moderación de las posiciones fabriles ante la crisis. En ese escenario, la UIA se limitó a dar a conocer un texto en el cual marcó dos cosas: la primera es «que se presentó un estudio comparativo sobre competitividad y costo argentino que ubica al país entre los menos competitivos de la región por las asimetrías que es necesario corregir. Y hay preocupación por la competencia desleal frente a la importación de bienes terminados y la pérdida de empleos en el sector».
En segundo término, graficaron que «las autoridades manifestaron su preocupación por la pérdida de puestos laborales en el sector industrial. Luego de la recuperación postpandemia y sin haber retornado a los máximos previos, el empleo industrial acumula desde agosto de 2023 una caída de 33.617 asalariados (-2,8%)». Agregaron, además, que por sectores industriales, las mayores caídas desde agosto son en la Metalmecánica (-8.927), Confección (-8.492), Madera y papel (-3.518), Automotores y neumáticos (-2.091), Química y petroquímica (-1.854), y Otras manufacturas (-9.552).Si bien en el mes de julio el empleo industrial registró una desaceleración en la pérdida mensual (-0,2%, -2.855 puestos), el sector acumuló 11 meses de caídas consecutivas.
En una crítica en voz baja pero brutal, circuló por los grupos de Whatsapp de los industriales un video del ex presidente estadounidense Donald Trump, con quien Milei se identifica, explicando que «los globalistas gravan con impuestos y regulaciones a la empresa nacional, mientras abren las importaciones. Nacionalistas le quitan impuestos a la empresa nacional y gravan con aranceles a los extranjeros». Un dardo directo al plan importador del Gobierno.
En ese video, Trump afirma que «nuestra Constitución tenía aranceles que enfatizaban la tributación de la producción extranjera, no la nacional». «Sin embargo hoy, 240 años después de la revolución, hemos puestos las cosas patas para arriba», siguió Trump.
En esa línea, agregó que «permitimos que países extranjeros nos exporten sus productos libres de impuestos, ¿qué tan estupido es esto? La ola de globalización ha acabado con nuestra clase media. Eso es culpa de una clase política que le rinde culto al globalismo por encima del americanismo». Cualquier similitud con la realidad argentina, no es pura coincidencia.
CREDITO: PAGINA 12